jueves, 4 de septiembre de 2014

La sabiduria mundana es idiolatria

1. La Ignorancia como Camino de la Sabiduría

1.1 Parece una contradicción lo que nos sugiere el apóstol san Pablo en la primera lectura de hoy. La sabiduría de este mundo es ignorancia ante Dios; sólo "haciéndonos" ignorantes llegaremos a ser sabios. ¿Cómo entender estas palabras?

1.2 Pablo no está hablando de aparentar, desde luego. No se trata de "hacerse el ignorante," como quien oculta algo que sigue creyendo que tiene. Se trata de volverse ignorante, o como se suele decir hoy, de "desaprender." Porque así como es importante aprender es igualmente importante desaprender. Así como hay que conocer cómo se deben hacer las cosas, hay también que olvidar y dejar de lado los vicios o malos hábitos que nos conducen a obrar como no se debe. De modo que la propuesta del apóstol, puesta en lenguaje actual, es: "Necesitas desaprender los caminos del orgullo y la vanidad para empezar a aprender los caminos de la humildad, la fe y la verdadera sabiduría."

1.3 ¿Y por qué dice él que la sabiduría del mundo es inútil y perniciosa? Por una razón: lo que se aprende en el mundo y para el mundo es idolatría, de una forma o de otra. La sabiduría del mundo es ante todo sagacidad, capacidad de lograr las propias metas, astucia para conseguir lo que se quiere. Y ese es el problema: si el énfasis está todo en los métodos y procedimientos, mientras que los fines no son cuestionados, pronto tendremos un mundo de gente que se ataca y destruye con refinamiento y artimaña, un mundo donde el disimulo y la traición están a la orden del día.

1.4 La sabiduría de lo alto, la sabiduría divina, es otra cosa. Es entrar en el plan de Dios, que es salvación para el hombre. Es recuperar el designio original, que supone que las cosas son para nosotros y no nosotros para ellas. Es encontrarnos, en fin, con el corazón de Dios Padre y con la posibilidad real de ser hermanos que comparten, no enemigos que se destruyen.@fraynelson

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