lunes, 24 de noviembre de 2014

Hazme tu mensajero de paz


Título: Hay cantico nuevo para las cosas mas dolorosas y terribles que suceden en el mundo


Estamos llegando al final del Año Litúrgico. Tuvimos ayer la fiesta grande y bella: Cristo Rey del Universo. Pero esa fiesta no cabe en un solo día, y ella le da el tono, el color y el sabor a toda esta semana.
En realidad, todas las lecturas de esta semana tienen que ver con el triunfo definitivo de Jesucristo, el triunfo definitivo del Evangelio y de la gracia de Jesucristo en todos los pueblos.
Eso fue lo que pudimos contemplar en la primera lectura tomada del libro del Apocalipsis, la lectura que tiene ese número que le encanta a los Testigos de Jehová.
Ayer hablábamos de un grupo que trata de que "paremos de sufrir", ellos quieren que paremos de sufrir y nosotros a veces tratamos de parar a ese grupo. Pero en todo caso, hoy aparece el número ciento cuarenta y cuatro mil, el número que se ha convertido casi como en un fetiche para los Testigos de Jeová.
Es el número de los elegidos que aparecen ahí bendiciendo, alabando, adorando a Dios. "Tuve una visión: el Cordero estaba de pie, y con Él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían escrito en la frente el nombre del Cordero y el nombre de su Padre" Apocalipsis 14,1. ¡Qué hermoso! Cantaban, alababan estaban con el Cordero.
Y por eso lo primero que tenemos que comentar, amados hermanos, es esa expresión que se repite tantas veces en el Apocalipsis. En el Apocalipsis el nombre de Jesús, el nombre que hemos cantado tantas veces hoy no aparece mucho, casi siempre a Jesús de le llama "El Cordero", y debe haber alguna buena razón para que eso sea así.
Efectivamente, Jesús en el Apocalipsis es el Cordero, o si queremos ser más precisos, el Cordero degollado". Cordero que implica inocencia, pero que sobre todo implica sacrificio de propiciación por nuestro pecados, sacrificio de la alianza.
Jesucristo es el Cordero degollado quiere decir que la alianza ha sido sellada; el Cordero degollado quiere decir que la sangre ya ha sido derramada; el Cordero degollado quiere decir que el banquete ya ha sido preparado; el Cordero degollado quiere decir que el vínculo que nos une con el Padre Celestial es indestructible porque ahora es el Unigénito del Padre el que ha hecho el puente entre Dios y nosotros.
Ya nosotros no transitamos por el puente de la Ley de Moisés, sino caminamos en el Espíritu y nos sentimos ligados al Padre Celestial en Cristo Jesús, en el Cordero degollado.
El Cordero degollado es otra manera de aludir al sacrificio de Cristo en la Cruz, es decir, al testimonio grande del amor. Por eso el Apocalipsis habla del Cordero degollado.
¿Y por qué aparece ese número que les encanta a los Testigos de Jehová, el ciento cuarenta y cuatro mil? Un poco de aritmética nos muestra que ciento cuarenta y cuatro mil es el resultado de multiplicar doce por doce por mil.
Y el número doce, como es bien conocido de los estudiosos de la Sagrada Escritura, es el número de Israel, el número de las tribus de Israel.
Cuando Jesús quiso elegir apóstoles para que lo acompañaran en su ministerio, tomó ese mismo número doce, señalando así que su mensaje era la plenitud de lo que había sido anunciado en el antiguo Israel.
El pueblo de Dios, el nuevo pueblo de Dios que es la Iglesia, ese pueblo que somos todos nosotros está fundado en doce tribus, no en el linaje de la carne y la sangre, sino en doce apóstoles, es decir, en el nuevo Israel.
El número doce sirve así a la vez de continuidad con lo que fue realizado en el antiguo Israel, pero también sirve de anuncio de una novedad sin límites, porque esos apóstoles no fueron engendrados por Cristo a través de la carne y la sangre, sino a través de la Palabra y el Espíritu.
Y por eso el número doce, el número de Israel, es el número que indica la continuidad del plan de Dios, y a la vez, la plenitud de ese mismo plan en el nuevo pueblo de la alianza que somos nosotros.
Cuando aterricé en la ciudad de Santa Cruz la primera vez, lo primero que me llamó la atención, antes de ver la recepción musical, porque es ley del cruceño la hospitalidad, antes de la recepción musical lo que me llamó la atención fue el nombre del aeropuero: "Viru Viru".
Entonces me explicaron oportunamente que en las antiguas lenguas, el plural se indica muchas veces repitiendo la misma palabra. "Viru Viru" es una manera de hacer el plural de "viru". Ahora, ¿qué es viru? Eso lo saben todos ustedes y no hay necesidad de repetirlo aquí, el que no lo sepa que hable con un cruceño porque el cruceño le explicará que es un viru, no es un virus, sino es un viru.
Lo importante aquí es que en muchas lenguas la repetición de la misma palabra indica el plural. Esto sucede en muchas lenguas aborígenes, indígenas, africanas, asiáticas. Es algo así como si nosotros en vez de decir "hombres", dijéramos "hombre hombre", así se forma la palabra "viru viru", es una manera de hacer un plural.
Pues hermanos míos, algo parecido es lo que sucede en la Biblia cuando se multiplican estos números. El doce por doce indica la absoluta, la reduplicativa plenitud de Israel, la perfección de Israel, del doce del Antiguo y del doce del Nuevo Testamento.
El ciento cuarenta y cuatro surge de ahí, no es una repetición como decir "viru viru", sino es una repetición doce por doce, de ahí sale ciento cuarenta y cuatro.
Y el número mil es otro modo de hablar, porque el número mil se utiliza muchas veces en la Biblia como lo utilizan los niños. Cuando el niño llega tarde a la clase, entonces dice: "Ay, profesora, es que había como mil carros, había como mil mil carros". Mil significa muchísimos, eso no quiere decir que el niño se haya puesto a contar uno por uno.
Claro que también hay caso de niños que son un poco mentirosos. ¿Ustedes quieren que les eche un cuento de niños mentirosos? Resulta que en una escuela en el campo llegaron tarde muchos niños y la profesora estaba disgustada y le pregunta a uno de ellos: "-A ver, Juanito, ¿usted por qué llegó tan tarde?" "-Profesora lo que pasó es que yo venía en el caballo y al caballo le dio un ataque y se cayó y se murió y entonces por eso llegué tarde". "-Bueno".
"-¿Y usted, Alejandra, por que llegó tarde?" "-Profesora es que yo también venía en un caballo y el caballo iba andando y al caballo le dio un ataque y entonces se cayó el caballo y se murió y por eso llegué tarde". "-Ajá".
Y usted, Roberto, ¿por qué llegó tarde?" "-Es que yo venía en otro caballo y al caballo le dió un ataque y entonces yo llegué tarde".
Entonce la profesora le pregunta a otra niña: "A ver, Adriana, ahora usted no me va a decir que..." "No, profesora, yo venía caminando, sino que con tanto caballo muerto, pues llegué tarde".
Los niños utilizan así la mente, por eso los niños dicen: "Uuuy, eso había como mil aviones", así es también la Biblia. La Biblia se hizo antes de que se inventaran el método científico, con hipótesis, contrastación, salteación, verificación, feed-back, la Biblia está escrita en un lenguaje que podríamos decir es mucho más natural y próximo al sentido común.
El mil indica muchísmo, muchísimos, muchísimos, y ciento cuarenta mil entonces quiere decir la plenitud de Israel, la plenitud del plan de Dios en toda su extensión, en toda su majestad.
Es una visión bellísima: "Oí una voz del cielo, y esa voz era como un concierto de arpas" Apocalipsis 1,2.
Qué hermoso que estas lecturas coincidan para este año con la fiesta de la Patrona de la música, Santa Cecilia, una voz que era como un concierto de arpas, "y cantaban un cántico nuevo delante del trono; y nadie podía aprender ese canto sino ellos" Apocalipsis 1,3.
Como yo no conozco muchos de los cantos que se cantan aquí en los encuentros, ustedes ven que lo úico que puedo hacer es aplaudir, trato ahí de mover las manos, porque muchas veces no pudo aprender los cantos, entonces yo me imagino que ustedes están muy cerca del cielo porque yo no puedo aprender algunos de los cantos, no alcanzo a entender, pero eso es natural.
Sin embargo, lo que dice la lectura es mucho más profundo, no es un asunto solamente de entender o no entender la letra, aquí hay un misterio bellísimo, y con la ayuda de Dios qué bueno que lo saboreemos.
"Un cántico nuevo", esta expresión aparece muchas veces en los salmos: "Cantad al Señor un cántico nuevo. Cantad al Señor, porque ha hecho maravillas; su diestra le ha dado la victoria, su santo brazo" Salmo 98,1. "Cantad al Señor un cántico nuevo" Salmo 98,1.
Y así por ejemplo, desde el primer año en 1980, desde el primer año de encuentros aquí en la Mansión, cada año ha tenido un canto nuevo, qué hermoso, ¿no? Un canto nuevo, cada año un cántico nuevo. Y cuando llega esta celebración de las bodas de plata, ¿qué queremos? Un canto nuevo, y por eso hay un canto nuevo, el lema del congreso: "Queremos un canto nuevo".
¿Qué significa eso del canto nuevo, el cántico nuevo? ¿Qué quiere decir? Aquí hay que aclarar la diferencia que hay entre el lenguaje de la Biblia y el lenguaje del comercio. El lenguaje del comercio queda bien representado en el tema de los computadores.
Ahora hay computadores que tienen más o menos el tamaño de este libro de lectura, computadores sumamente pequeños y potentes.
Cuando uno va a la tienda a comprar el computador le dicen: "-Y este es el nuevo, súper, mega, hiper, recontra computador". "-Y cuánto vale ese cachivache? ¿Cuánto vale ese aparato?" "-Este aparato fantástico, único, casi omnipotente; este aparato es a prueba de torpes, le sirve a usted", así le venden a uno el aparato.
"-¿Y cuánto vale este aparato único e irrepetible, este aparato nuevo, fantástico y ultramoderno? "-Vale tan solo ocho mil dólares". Y usted entonces vende lo poco que tenía, reúne los ocho mil dólares y compra el computador ése.
Cuando llega a la casa, enciende la televisión y su computador era el modelo 3.442 A, y usted enciende el televisor y se encuentra: "Lo nuevo: el televisor 3.443", y usted dice: "¡Pero si yo hablé con el señor del mercado y me dijo que este era el último, que este era el nuevo!"
Y usted llega y compra el periódico, y lo que usted compró ayer, ya está viejo; y así pasa con los automóviles, con los computadores, así pasa con la moda en el vestir.
Esa es la ventaja cuando uno utiliza algunas veces el hábito, el hábito no envejece, este es modelo siglo XIII, no sé si les guste; pero las modas envejecen muy rápido, las modas cambian constante, sobre todo las mujeres sufren mucho con esto de la moda, mucho.
"-Ahora se usa la falda a media pantorrilla", cuando la niña ha comprado la falda a media pantorrilla, "-no, ya eso está pasado, pasado, ahora es a medio muslo", cuando recorta su falda costosa", "-no, ahora es al tobillo", "-¿y ahora cómo la pego?"
En el mercado la palabra "nuevo" quiere decir "otro": "otro computador que tiene otras cosas", "otra moda que trae otras cosas", "otro automóvil"; nuevo en el mercado significa "otro"; en cambio, nuevo en la Biblia no significa "otro".
El verdadero sentido de lo nuevo lo entendemos en el altar y en la Última Cena, cuando Jesús dijo: "Este es el cáliz de la nueva alianza" San Mateo 26,28, no estaba diciendo: "Bueno, ahí les va otra alianza", como quien dice: "Dentro de diez años vendrá la otra alianza; y dentro de quince, no se pierdan la nueva alianza".
No. Jesús no está diciendo: "Más alianzas y más alianzas", cuando Jesús dice: "La nueva alianza" San Mateo 26,28, el sentido de "nuevo" ahí", es el sentido de "definitivo". Lo nuevo es aquello que es hecho únicamente por Dios y que demuestra y que significa y que realiza el plan de Dios como no podía ser realizado del modo antiguo,
La vida nueva no significa solamente "otra vida y otra vida y otra vida", no. Por eso los cristianos desde los primeros siglos tuvieron perfectamente claro que cuando una persona recibe la nueva vida por el bautismo ya no tiene que volverse a bautizar.
Si la palabra "nuevo", en nuestra fe, significara lo mismo que en el mercado, entonces uno tendría que estarse bautizando: "nueva vida, nueva vida, nueva vida", no. Hemos recibido una vez y para siempre la nueva vida, y lo que nosotros hacemos es, desde la fuerza de esa nueva vida, reclamamos redención para ser restaurados cuando a veces resbalamos y caemos, y ese es el sacramento de la penitencia.
De manera que lo nuevo en la Biblia no es "otro", el cántico nuevo en realidad no significa un canto más; el cántico nuevo, especialmente en el Apocalipsis, significa la melodía del universo, la música que no habíamos podido oír en todos los siglos.
Es que la sinfonía, hermanos, sólo se completará cuando haya muerto el último de los justos; sólo cuando haya terminado esta maravillosa epopeya del amor de Dios a lo largo de los siglos, sólo cuando haya terminado toda esta sinfonía podremos oír los acordes y podremos decir: "Ahora percibo la belleza escondida, ahora percibo el sentido místico y precioso, ahora capto la belleza que antes no podía escuchar".
Ese es el cántico nuevo, el cántico nuevo es la armonía escondida en el transcurso de los siglos; y lo que nos está diciendo el Apocalipsis es que para llegar a esa melodía hay que unirse al Cordero, hay que estar con el Cordero.
Los elegidos, los ciento cuarenta y cuatro mil, están con Jesús, y ya San Pablo nos ha dicho: "Si padecemos con Él, reinaremos con Él" 2 Timoteo 2,11. Estos ciento cuarenta y cuatro mil son aquellos que han padecido con Jesús y que ahora reinan con Jesús.
Estuvieron apegados, abrazados a Jesús en el camino, y por eso están junto a Jesús en la casa de los cielos, en la mansión de los fieles, por eso están allá, porque ellos, unidos a Jesucristo, han hecho el recorrido que les permite comprender la melodía de los siglos, la armonía escondida de todas las cosas.
Este significado global y maravilloso de la historia humana ungida por la Sangre de Cristo,este significado no lo pueden entender ni los que se desprenden de Jesucristo, ni los que todavía no han llegado a la meta con Jesucristo.
Tienen que cumplirse las dos cosas: que se haya consumado la historia humana y que nosotros estemos unidos al Cordero. Unidos a Él empezaremos a entender cómo todo tenía su lugar, todo, todo tenía su lugar.
Para que esto sea un poco más comprensible necesito la ayuda de los músicos en el día de santa Cecilia. La manera es la siguiente: mira, hay un instrumento que a mí me llama mucho la atención, yo lo he estado mirando a cada rato, que es esta cajita que está aquí.
Si yo cojo este instrumento y lo golpeo lo que se produce es un ruido, pero cuando el golpe se integra toda la música lo que resulta es una melodía agradable al oído.
Eso es lo que nos está diciendo la primera lectura. Cuando te sucede una tragedia, es como cuando se le da golpes al instrumento, uno dice: "Esto no tiene sentido, esto es un ruido, esta vida está muy fea, puerca vida la que me tocó, ¿por qué me pasa siempre a mí?" Porque estoy oyendo solamente ese pedacito, ese golpe ahí.
Y si yo tomo cualquier otro de los instrumentos y le doy otro golpe, se produce un ruido, y cuando yo oigo eso, solamente eso, yo digo: "Eso no es música"; cuando yo tomo mi dolor, la tragedia que me ha sucedido, el hermano que me han secuestrado, la leucemia que me han descubierto; cuando yo tomo la pobreza en la que he nacido y me quedo mirando sólo mi pobreza, o mirando solamente mi enfermedad, o mirando simplemente que nadie me quiere.
Cuando me quedo mirando solamente eso, es como cuando yo únicamente golpeo y digo: "Eso no tiene sentido, eso no tiene música". Pero cuando yo junto todo, cuando reúno todo, entonces digo: "¡Qué hermosura!"
El cántico nuevo, hermanos, no es un cántico que empieza cuando nosotros lleguemos al cielo, es el cántico que ya está sucediendo con todo lo que sucede en esta tierra, y ahí están incluidas las cosas más terribles y dolorosas, que cuando las miramos decimos: "Y por qué Dios permite esto, y por qué".
Y hay gente que se le pone a uno brava y dice: "Y si Dios existe, ¿por qué secuestran a un niño? Y claro, yo tomo esa preguntas muy en serio, yo nunca me burlaré de nadie; claro que yo entiendo que ese es un dolor espantoso, y yo no tengo ninguna fórmula para volver creyente a nadie.
Pero lo que te quiero decir es que cuando tú tomas el secuestro de este niño es como cuando tú tomas un golpe seco a uno de estos instrumentos y tú dices: "Qué feo suena eso". Sólo cuando uno mira el conjunto de la historia uno entiende que hasta la muerte más absurda, hasta el hecho más abominable tiene un sentido.
Porque te voy a decir algo: el que dirige esa orquesta en el cielo es el Cordero, y los acordes más espantosos de la sinfonía están en esta mano derecha y en esta mano izquierda y en este pie derecho y en este pie izquierdo y en esta llaga abierta. Esos son los acorde más terribles, y esos acordes son los que le dan el sentido a toda la melodía.
Claro, cuando yo tomo solamente la escena en que le están atravesando un clavo a Jesucristo, lo único que siento es: "¡Cuánto barbarismo, cuánto sadismo, qué espanto!" Pero el arte maravilloso es: Mira, no te quedes solamente ahí, no te quedes solamente en el golpe seco y horrendo allá contra el metal; mira el conjunto, el conjunto es el cántico nuevo.
Hay gente en esta tierra, que son los grandes santos y místicos, que aunque no tiene completo el cántico nuevo, sí han tenido como una idea, son los verdaderamente sabios, son los que logran entender que aunque el mundo parece que estuviera absolutamente desordenado, hay un orden maravilloso que camina debajo, hay un arroyo maravilloso que murmura el amor de Dios bajo tierra y que de vez en cuando salta y nos deja ver gotas y diamantes de alegría y entonces decimos: "Sí, sí, creo en Dios".
Pero se acaban esas gotas y sigue siendo subterránea y oculta la peregrinación de la fe en la tierra. Pero, hermanos, si nosotros nos unimos al Cordero Inmaculado, si nos unimos al Cordero Degollado, el Cordero nos va dando sentido, ¡es increíble! ¡Es tan bello!
Yo conocí a una pareja que recibió un golpe que sonaba peor que todos los golpes que le he dado yo a los instrumentos de la orquesta. Una pareja que tuvo varios hijos, uno de ellos con el síndrome de Down, o como dicen algunas personas, un niño mongólico.
Bueno, ya eso, no nos digamos mentiras, es un dolor muy grande para esta familia, pero el problema no es solamente ese, lo más grave vino después. Un día la puerta de la casa se quedó abierta, el niño se salió y nunca lo pudieron encontrar vivo, porque unos días después descubrieron que el niño, aburrido de estar siempre en la casa, había tratado de explorar el mundo, y bueno, el niño se cayó a un canal y se murió.
Y no hubo nadie que oyera y no hubo nadie que ayudara y se murió el niño. Ese es un golpe espantoso, eso no tiene nombre. Yo no sé si esa fuera mi situación qué sería de mí, yo no puedo calcular cuánto duele eso, no tengo números ni palabras. Pero la mamá de ese niño existe, está viva, cree en Dios; y la mamá de ese niño ha dado su testimonio más de una vez.
Y alguna vez yo la escuché, y la mamá de ese niño decía: "Siempre yo pensaba que yo le estaba dando mucho a mi hijo, ahora entiendo que Dios nos dio por un tiempo a ese niño para que nos bendijera a nosotros, y cuando cumplió su misión, se lo llevó para que le cantara en el cielo".
¿Cómo puede una mamá llegar a esa luz? Es un milagro, es un don del Espíritu Santo, que una mamá que ha visto a su hijo así muerto en condiciones absurdas al extremo pueda llegar a esto.
Es un ruido terrible que pueda suceder una muerte así, es un ruido espantoso. Pero esta mamá recibió tanta luz, tanta, tanta luz, que no perdió la razón, que no perdió la fe y que no perdió la capacidad de decir: "Dios es amor y yo quiero alabarle".
Esa mujer, y yo esto lo defenderé hasta el último lugar de la tierra, esa mujer conoce algo, algo del cántico nuevo; esa mujer ha podido entender algo que ni tú ni yo tal vez hemos entendido nunca, por lo menos yo no.
Esa mujer ha recibido una luz maravillosa y ha podido integrar ese momento espantoso dentro del conjunto de una armonía para la que no tenemos palabras. Eso es lo que le ha sucedido a esa mujer. Y ese es el cántico nuevo.
Esa mujer me hace recordara la otra mujer, la que estuvo al pie de la cruz, la que está representada allá con un rostro de hermosísima paz, la que estuvo al pie de la cruz viendo cómo se cometía el peor crimen de los siglos, cómo le mataban a a su propio Hijo.
Y también esa otra mujer, María Santísima, también Ella, poseída, gobernada, iluminada por el Espíritu pudo integrar ese ruido espantoso, ese dolor, ese paso profundo pudo integrarlo y pudo seguir creyendo aunque el corazón estuviera atravesado por una espada de dolor.
Hermanos, ese es el cántico nuevo. El cántico nuevo es la melodía que yo descubro, la armonía que yo descubro en la historia humana más allá de todos los ruidos y de todos los absurdos; es la capacidad de leer el plan de Dios y de saber que Dios no solamente va a gobernar sino que ya está gobernando y ya está realizando su plan.
Necesitamos, desde luego, ojos llenos del Espíritu de Dios, mentes sabias y palabras apropiadas para poder decir esto, pero es verdad, ya, ya, hoy, ya, en este momento el único que reina y el único que merece honor y gloria es Jesucristo y solamente Él.
Y en este punto vamos a hacer un breve comentario sobre la lectura del Evangelio. Ah, entonces ya entendemos que sin Jesús no se puede, sin Jesús yo no puedo leer mi vida, sin Jesús yo no puedo comprender mi historia, sin Jesús yo no puedo entender el mundo, ni por qué pasa lo que pasa.
Jesús es mi lámpara, es mi luz, es mi escuela de lectura, solo en Él puedo aprender quién soy y para dónde va el mundo.
Depender así de Jesús, depender así del Cordero es también apostar por ese Jesús todo; y los ciento cuarenta y cuatro mil apostaron todo por Jesús; y la viuda del evangelio recibió elogio de Jesucristo, -que no era que diera muchos elogios-, la viuda del evangelio recibió elogio de Cristo porque dio todo lo que tenía para vivir.
Cuando se le murió el niño a aquella señora, ella sintió que se le moría la vida por dentro, porque ese hijo se había convertido como en su razón de vivir, y ella decía: "Yo sé que respiro, yo sé que puedo comer, pero yo sé que estoy muerta", y las que son mamás yo sé que entienden lo que ella estaba diciendo.
Pero ella, movida por el Espíritu Santo y por la gracia de Dios, puedo también entregar eso: todo lo que tenía para vivir.
Hermanos, esos son los discípulos que necesitamos, esos: discípulos que apuesten por Jesús todo lo que tienen para vivir. Cuando ustedes recen, por favor, cuando ustedes recen por los sacerdotes, y aquí tenemos un grupo de hermanos en el sacerdocio.
Cuando recen por este necesitado que soy yo, cuando recen por mis hermanos, cuando recen por nosotros, pídanle por favor a Dios que nosotros le entreguemos a Jesús todo lo que tenemos para vivir, que entreguemos a la causa del Señor todo, y que los misioneros entreguen todo, y que las mamás entreguen todo, todo lo que tienen para vivir.
Esos son los discípulos, que llenos de fuego pueden sembrar de hogueras de gracia esta tierra, hermanos.
El mundo se muere de frío porque falta amor; no hay otro camino que sembrar, tachonar de hogueras de gracia y de amor esta tierra, no hay otro camino, y para eso hay que estar ardiendo en el fuego del Espíritu, y para eso hay que llevar el poder del Señor y la capacidad de darlo todo por Él.
Es un regalo, las fuerzas humanas no dan para eso; pero si tú te dispones ante Él como se dispuso la Santísima Virgen, o como se dispuso la señora que perdió a su hijo; si tú te dispones ante Él, si tú le dices: "Aquí estoy, Señor, envíame a mí", Jesús te envía.@fraynelson
Si tú le dices: "Aquí estoy", Él te utiliza; si tú le dices: "Aquí están mis manos", Jesús tomará tus manos; y si tú le dices: "Quiero ser mensajero tuyo y mensajero de paz", Jesús tomará tu rostro, tu mirada, tus palabras, tu sonrisa, tu abrazo, tu corazón y te hará mensajero de paz.,

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