jueves, 24 de julio de 2014

Con fe no te aburrirás

Quién tiene fe nunca se aburre ! A Cristo hay que entenderle con el corazón.


Meditación del Papa Francisco 

Recordemos algunos recursos prácticos, que pueden enriquecer una predicación y volverla más atractiva. Uno de los esfuerzos más necesarios es aprender a usar imágenes en la predicación, es decir, a hablar con imágenes. A veces se utilizan ejemplos para hacer más comprensible algo que se quiere explicar, pero esos ejemplos suelen apuntar sólo al entendimiento; las imágenes, en cambio, ayudan a valorar y aceptar el mensaje que se quiere transmitir. Una imagen atractiva hace que el mensaje se sienta como algo familiar, cercano, posible, conectado con la propia vida. Una imagen bien lograda puede llevar a gustar el mensaje que se quiere transmitir, despierta un deseo y motiva a la voluntad en la dirección del Evangelio. Una buena homilía, como me decía un viejo maestro, debe contener "una idea, un sentimiento, una imagen" (S.S. Francisco, exhortación apostólica Evangelii gaudium, n. 157). 

¿Quiénes somos nosotros para que podamos conocer los misterios del Reino de Dios? Todo es don, todo es gracia, nosotros no merecemos nada por nuestras obras, es Dios el que se ha fijado en nosotros y ha querido darnos el don de la fe y de la experiencia de su amor. No podemos quedar indiferentes ante tal predilección, debemos corresponder al amor de Dios mediante el cumplimiento incondicional de su voluntad en nuestra vida ordinaria. Si nos ha hecho sus predilectos, es para que al menos nosotros podamos corresponder y amar. 

No es injusto, en efecto, que Dios regale a quien quiera. Lo que es regalo, no es debido. Si fuera debido, no sería regalo. Goce, pues, quien recibe en lo que recibe, pero no se queje de lo que no reciba.

RESPONDER .....significa eesponsabilidad !


Queridos Hermanos:
Quizá no es necesario repetir aquí, lo que hemos dicho en otras ocasiones sobre la soledad y el dolor que tuvo que vivir el Profeta Jeremías.
Verdaderamente, pocos personajes en el Antiguo Testamento reflejan con tanta claridad ese dolor de amor, que luego veremos perfectamente retratado en el Corazón de Jesucristo en su Pasión. Dolor de amor, lo llamo, porque tiene su origen exactamente en éso, en el amor, amor a Dios y amor al pueblo.
Y porque es un amor a Dios, porque es un amor tan grande a Dios, pues es también una gran ocasión de dolor, ya que cuanto mayor es el amor, mayor es el dolor. Duele ver al pueblo de Dios dándole la espalda a su Creador y Redentor.
Ese es el dolor que experimenta Jeremías. Lo describe con muchas imágenes, de muchas maneras, en ese libro que lleva su nombre. Por ejemplo, en el día de hoy: "Han dejado la fuente viva y se han cavado fuentes o cisternas secas, cisternas agrietadas, fuentes sin agua" Jeremías 2,13.
Lo mismo podríamos decir nosotros. En el documento del Sínodo de los Obispos para Europa, -ese documento que se llama "Ecclesia in Europa"-, precisamente se habla de éso, de cómo masas inmensas, poblaciones enteras, un porcentaje abrumador de cristianos, en realidad está dándole la espalda a su Creador, está dándole la espalda a Dios, está desertando. Ese documento habla de una apostasía silenciosa: el pueblo de Dios, dándole la espalda a Dios.
Por eso, si en nosotros queda algo del amor de los Profetas, si en nosotros queda algo del corazón palpitante de Jeremías, yo estoy seguro, mis hermanos, que también nosotros sentiremos dolor de ver lo que está sucediendo en Europa, y de ver lo que está sucediendo en muchas partes del mundo.
Porque, lamentablemente, este no es un problema, o este no es un asunto solamente de Europa. En varios lugares de la tierra se está dando esa misma circunstancia, esa apostasía, ese darle la espalda a Dios, ese rechazar a veces con buenas maneras, -pero qué importan las buenas maneras-, ese rechazar el amor, darle la espalda al Creador.
Pero el Profeta Jeremías nos enseña de dónde viene esta circunstancia. Esto no se da porque sí. Esta apostasía del pueblo tiene primero una responsabilidad en los jefes o líderes del pueblo. ¡Cómo me golpean esas palabras de Jeremías en el día de hoy! Cuando dice: "¡Es que los sacerdotes no preguntaban dónde está el Señor! Y los que estudian la Ley, no se preguntaban por la voluntad, por el querer, por la enseñanza de Dios" Jeremías 2,8.
Es decir, los maestros de la Ley, los sacerdotes, los profetas, los jefes, los líderes, le dieron la espalda al Señor.
Aunque vivimos en un tiempo en el que se predica tanto la grandeza del individuo, tanta gente cree que puede hacer con su vida más o menos lo que le parezca, cada quien sigue el camino que quiere, toma las decisiones y se habla tanto de autonomía, hermanos míos, el ser humano es social por naturaleza.
Vivir con otros seres humanos significa en buena parte, seguir los pasos, los ejemplos, los estilos, los modelos de otros. Ya se trate de una estrella del rock, o ya se trate de un santo predicador, siempre estamos siguiendo la voz de alguien, siempre estamos atentos a lo que otros hacen.
De ahí que corresponde, sobre todo a los que van adelante, corresponde sobre todo a los líderes, corresponde sobre todo a aquellos que atraen la atención y el amor de la gente, corresponde sobre todo a ellos, la responsabilidad y también el mérito, el premio, cuando hacen las cosas bien.
Si nosotros, que de alguna manera tenemos una voz, o tenemos una capacidad para invitar, o para convocar, utilizamos esa gracia para llevar a la gente hacia el Señor, pues eso tiene un mérito grande y además tiene un esfuerzo grande.
Pero si por el contrario, -y Dios nos libre-, ese liderazgo se convierte en comodidad, se convierte en egoísmo, -como diría el Profeta Ezequiel-, "si nos volvemos pastores que se apacientan a sí mismos y nos olvidamos del rebaño" Ezequiel 34,2;Ezequiel 34,8.
O si los líderes de la nación, o si los literatos que tienen pluma inspirada, o si los filósofos profundos, si éstos que tienen una palabra que decir al pueblo, le dan la espalda a Dios, inevitablemente, muchos que van detrás de ellos, harán también lo propio y de ahí vendrá la apostasía.
Por tanto, hermanos, el texto de Jeremías a todos nos sacude, a todos nos conmueve y a todos nos implica. Pidamos al Señor, que seamos conscientes de nuestras responsabilidades y que cada quien desde su lugar, el padre de familia en su casa, el maestro en el salón, el legislador allá en el Senado, el presidente en su despacho, sea consciente de lo que significa responder. ¡Responder! De ahí viene responsabilidad.
Tener una responsabilidad, es tener que responder. No olvidemos que hubo uno que se llamó Caín, que no quiso responder. Eludió su responsabilidad: "¿Soy yo acaso guardián de mi hermano?" Génesis 4,9. Eludió responder, eludió la responsabilidad y Dios le dijo: "La sangre de tu hermano está clamando contra ti" Génesis 4,10. De manera que lo llamó nuevamente a responder.
Y ante Dios, muchos de los líderes, políticos, sacerdotes, artistas, filósofos, escritores, tendrán que responder por mucha sangre, por mucho engaño, por mucha mentira que se ha regado en esta tierra.
Dios tenga compasión de nosotros y a todos nos mueva a conversión, por los méritos del Santo Profeta Jeremías.
Amén.
@fraynelson






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