domingo, 25 de enero de 2015

Se acaba tu tiempo


Queridos Hermanos:
Hay una característica común en las lecturas de este domingo, un tiempo corto, un tiempo que se agota.
En el evangelio Jesús predica: “El tiempo se ha cumplido” San Marcos 1,15, en la segunda lectura San Pablo predica: “Queda poco tiempo” 1 Corintios 7,29, en la primera lectura Dios le encomienda al profeta Jonás un anuncio de muy poco tiempo: “Dentro de cuarenta días Nínive será destruida” Jonás 3,4. Podemos decir que el tema de las lecturas de hoy es el tiempo, o mejor, poco tiempo.
Cuando a uno le queda mucho tiempo, uno es una persona distinta a cuando a uno le queda poco tiempo. Creo que todos los que estamos aquí tenemos la experiencia de los viajes en avión, donde siempre nos dan muchas recomendaciones, es una cosa rutinaria, que las máscaras de oxigeno, que las puertas de emergencia.
En un viaje de hace poco, noté que añadieron otra cosita, porque cada vez le van añadiendo más, añadieron otra cosa: “Si hay que evacuar el avión, no se devuelva por ninguna de sus pertenencias”.
Es algo natural ¿por qué dicen eso? Indudablemente, porque ha sucedido, que alguna vez han tenido que evacuar un avión y alguna persona dice: "Tengo que devolverme a sacar la billetera, o tengo que devolverme por el computador, o tengo que devolverme por lo que sea". "Queda poco tiempo, no te puedes devolver".
Cuando queda poco tiempo, uno se concentra en lo que es esencial, en lo que es fundamental, Dios nos libre, pero es el mismo caso que un incendio, en un incendio uno se concentra en lo fundamental.
Estaba haciendo un trabajo para la universidad, pero veo que la casa se está quemando, que se pierdan los trabajos, que se pierdan los papeles, los libros, los adornos; "pero yo no me quiero perder..." Queda poco tiempo, es un llamado a ir a lo esencial y uno no puede ser cristiano, me atrevo yo a afirmar, si uno no vive esta especie de urgencia.
San Pablo dijo en el siglo primero: “Queda poco tiempo” 1 Corintios 7,29, entonces le preguntaban a un profesor de teología, un profesor de Biblia, si San Pablo dijo que quedaba poco tiempo hace dos mil años ¿eso què quiere decir? Y respondió el profesor: “Que ahora queda mucho menos tiempo”.
Ser cristiano es vivir en la conciencia de que el tiempo es breve y que aunque quedaran dos mil años el tiempo es breve. La brevedad del tiempo ha traído conversión a mucha gente, por ejemplo, cuando una persona recibe la mala noticia de que tiene una enfermedad, le queda poco tiempo.
Acaba de sucederle al papá de un amigo mío, la ley requiere que el paciente sea informado: “Señor, hay una muy mala noticia, una noticia muy seria, usted tiene una enfermedad muy grave, un cáncer tal vez, le queda un mes, le quedan dos meses de vida”; inmediatamente todo se ve diferente, queda poco tiempo.
La gente de Nínive, en la primera lectura, se convirtió porque sentían que quedaba poco tiempo, y los Apóstoles fueron atraídos por la predicación de Cristo, porque sentían que ya el Reino de Dios estaba muy cerca, quedaba poco tiempo.
¿Cómo más podemos aplicar esta lectura a nuestra vida? Bueno, podemos pensar en el valor que tienen nuestros días, en el valor que tienen nuestros años; a veces con el cambio de año uno hace como una especie de balance: "Qué me dejó el año pasado, en qué mejoré, en qué empeoré".
En todo caso, valorizar el tiempo hace que uno viva de una manera más sensata, que uno viva de una manera mejor, más sabia; otras veces son los accidentes o las enfermedades que sufren otras personas, la gente que se nos va muriendo, los amigos; queda poco tiempo.
Yo creo que yo no soy una persona muy vieja; pero de mis compañeros de colegio ya han muerto seis, eso me pone a pensar a mi, "¿yo qué estoy haciendo con mi vida?" Esto es muy interesante, esto del tiempo, porque cuando aprendemos a valorar el tiempo aprendemos a valorar la vida también; el único tesoro que cada uno de nosotros tiene es el tiempo.
Si a nosotros nos dan quinientos millones de euros y nos dicen: “Te quedan dos minutos de vida”, quinientos millones de euros no te sirven de nada para dos minutos de vida; el tiempo es la expresión misma de la vida que tenemos y entregar nuestro tiempo al Señor es reconocer que de Él hemos recibido y que sólo en sus manos puede ser administrado.
Por otra parte, hay un problema que estamos viviendo en nuestra cultura, y es que la gente vive únicamente el momento presente, disfrutar ahora, ya no importa lo que haya sucedido ayer, ya no importa lo que vaya a suceder mañana.
Valorizar el tiempo también es descubrir que nuestros actos tienen consecuencias: La gente, mucha gente vive sólo para el momento presente, atrapados en el presente: comprar, gastar, disfrutar hoy.
Gracias a Dios existe la ecología, que bien entendida nos ayuda a salir de esa prisión del presente, nos damos cuenta que no se puede disfrutar esta tierra de cualquier manera, porque dañamos este planeta y se acaba la vida humana.
Ser responsables con el tiempo es darnos cuenta de que hay un pasado que no podemos olvidar y que hay un futuro que nos aguarda, que nosotros no somos los únicos dueños de esta tierra, ni de este planeta, ni de esta ciudad, ni de esta Iglesia.
Somos como caminantes, somos como peregrinos, y tenemos una responsabilidad con lo que ha sucedido antes, y tenemos una responsabilidad con lo que viene después.
Ayer hablaba con Nayal un amigo que está aquí presente, recordando lo que ha costado la fe católica en este país, en Irlanda, es impresionante, hubo gente que fue encarcelada porque estaba en Misa, lo que están haciendo ustedes ahora, los veían en Misa y a la cárcel, y si querían salir de la cárcel tenían que renunciar a su fe, y no lo hicieron.
Si nosotros hoy podemos celebrar la Eucaristía aquí en Dublín, es porque hubo gente que se pudrió aquí en una cárcel sin negar a Jesucristo; nosotros estamos siendo soportados, apoyados por ese pasado: el dolor, la soledad, la sangre de los mártires, especialmente de los mártires en el pasado nos sostiene a nosotros.
Y cuando uno sabe que la fe ha costado eso, lágrimas y sangre, cuando uno sabe lo que vale esa libertad y poder bendecir a Cristo, pues entonces uno vive el presente de otra manera, uno vive el tiempo de otra manera.
Y luego viene la consideración hacia el futuro. Última moda en Inglaterra, como los teléfonos celulares tienen cámaras, entonces el juego de última moda entre los adolescentes británicos es agarrar a una persona, cualquier persona, puede ser usted, señora, o usted, caballero, personas inocentes que no tienen nada que ver.
Pandillas de muchachos, drogados o sin droga, agarran a patadas y a golpes a cualquier persona, como un acto de pura violencia, el disfrute de causarle dolor a alguien y filmar eso en un teléfono celular y poner eso en un página de Internet: “Así apaleamos a una viejita”, “así golpeamos a una niña”, “esto le hicimos a este señor”; esa es la competencia entre las pandillas.
No sé cuándo llegará aquí o cuando se extenderá a otras partes. ¿Por qué cuento esto? Porque uno se hace la pregunta hacia el futuro, ese muchacho que agarra a patadas a una anciana para filmarlo en el celular y dárselas de valiente, ese muchacho dentro de diez o quince años va a ser el dueño de una empresa y va a ganar mucho dinero, una persona con ese corazón, ¿qué va a hacer con una empresa?
Una persona que tiene ese corazón, que le importa nada el sufrimiento del inocente, porque esa es su diversión, ¿qué va a hacer cuando tenga un puesto en un Congreso, en un Senado, en una cámara de representantes?
Todos estos jóvenes que pasan por la experiencia de la droga en las escuelas en Irlanda, todos los que viven descompensados, deprimidos o alcoholizados, o todas las mujeres que tienen despedazados los corazones por el aborto, esa es la generación que va al poder.
Vivir responsable el tiempo entonces es entender dos cosas, para resumir: primero, que el tiempo que tengo es mi único tesoro y que no importa cuánto me quede, es precioso, y sólo en las manos de Dios encuentra su verdadero lugar.
Y segundo: que mi tiempo tiene una raíz en un pasado del que debo aprender, y que tiene unas consecuencias para un futuro del cual soy responsable; pero este mensaje no se predica mucho, mucha gente vive sólo para la fiesta de hoy, la borrachera de hoy, la droga de hoy; nosotros tenemos un mensaje, nosotros cristianos tenemos un mensaje de esperanza y de responsabilidad.
Y le vamos a pedir al Señor que nosotros mismos seamos transformados por este mensaje y que lo podamos, de algún modo, transmitir a otros, porque en últimas, el mensaje es: “Tu vida es valiosa, tu vida es preciosa”. Y si sabes lo que vale tu vida, sabes lo que vale la vida de tu hermano y sabes lo que vale todo lo que hizo Cristo para que tu fueras salvo.@fraynelson

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